Los métodos físicos como el calor, el frío, el tacto y el ejercicio ayudan a reducir el dolor. Estas estrategias pueden mejorar tu nivel general de bienestar. También pueden mejorar tu capacidad de hacer las cosas que quieres. Los tratamientos físicos pueden utilizarse por sí solos para el tratamiento del sufrimiento. Sin embargo, frecuentemente se los utiliza en combinación con otros métodos para aliviar el padecimiento.
El calor
El calor es útil para lidiar con el dolor que causa el entumecimiento. El aplicar calor aumenta el flujo sanguíneo y se siente una sensación relajante lo que ayuda en la disminución del entumecimiento de tus músculos y articulaciones.
Aquí te presentamos algunas formas en las que puedes usar el calor:
- Utiliza un contenedor con agua, una compresa o una almohadilla o frazada calientes.
- Aplica lociones o geles térmicos.
- Toma una ducha o un baño tibio.
- Haz ejercicios en una tina caliente o una piscina de agua tibia.
- Utiliza baños de parafina para tus manos, pies y codos.
Sé cuidadoso cuando utilizas calor para que no te quemes. Nunca te quedes dormido cuando estés usando una almohadilla térmica. Apágala antes de que te duermas.
El frío
El frío es la forma favorita de algunas personas para lidiar con el dolor. El frío es realmente útil para mejorar las articulaciones rojas o inflamadas y brinda un efecto entumecedor natural puesto que hace que se adormezcan las terminaciones nerviosas de las áreas afectadas. También ayuda a reducir la hinchazón y la inflamación puesto que desacelera el flujo sanguíneo y disminuye la actividad de las células en tu cuerpo.
Aquí te presentamos algunas formas en las que puedes usar el frío:
- Utiliza una almohadilla de gel congelado envuelta en una toalla.
- Intenta utilizar una bolsa plástica rellena con helado o vegetales congelados (arvejas) envuelta en una toalla para evitar que tu piel se congele.
- Utiliza una compresa o paño fríos.
- Aplica geles o lociones con base de mentol.
Recuerda ser cuidadoso cuando utilices el frío para no congelar tu piel.
Tanto el calor como el frío brindan alivio a corto plazo. A algunas personas les resulta útil alternar entre el calor y el frío en el tratamiento para la hinchazón, los espasmos musculares y las articulaciones doloridas. Una regla aceptada es aplicar 20 minutos y luego descansar otros 20 al momento de utilizar calor y frío.
Los masajes
Masajear o friccionar es otra forma de ayuda para el manejo del dolor. Los masajes pueden estirar o aflojar los músculos entumecidos y ayudan a disminuir el estrés. El friccionar tu articulación adolorida ayudará a bloquear las señales de dolor que provienen del cerebro.
Aquí te presentamos algunas formas en las que puedes usar los masajes:
- Consigue que un masajista te dé masajes. Quizás el seguro médico de tus padres pueda proporcionar solo una cobertura limitada y es posible que no tengas acceso a los masajes muy a menudo, aunque esto ayuda a relajar todo tu cuerpo.
- Masajéate friccionando las áreas adoloridas.
- Utiliza un masajeador o una almohada masajeadora para la espalda.
Los ejercicios
Los ejercicios suaves y rutinarios ayudan a proteger las articulaciones y los músculos de otras lesiones. Los ejercicios sirven para el crecimiento de los músculos a fin de que den sostén a las articulaciones. Si una articulación está rodeada por músculos fuertes, entonces habrá menos estrés en dicha articulación al moverse, lo que no ocurre cuando los músculos son débiles y delgados. Los ejercicios habituales también ayudan a mantener tu peso ideal y a reducir la presión sobre tus articulaciones.
El ejercicio favorece la sanación en las áreas lastimadas o inflamadas y puede mejorar tu nivel de energía y tu humor. También libera las sustancias corporales llamadas endorfinas que generan alivio ante el dolor.
Es importante encontrar un tipo de ejercicio que disfrutes como ser: la natación, el yoga o llevar tu perro a caminar. Puedes ir aumentando la cantidad de actividad a partir de allí.
Es posible que sientas ganas de no hacer nada si te duelen las articulaciones y no puedes hacer tu rutina de ejercicios habitual. Quizás únicamente desees estar solo y tomarlo con calma. Esto tiene sentido cuando sufres de dolor que dura por un corto tiempo, sin embargo, si el sufrimiento por la AIJ vuelve una y otra vez, puedes terminar pasando mucho tiempo solo. Esto puede hacerte sentir aislado, deprimido y estresado. No permitas que tu padecimiento no te deje hacer las cosas que quieres hacer, especialmente el estar con otras personas. Por el contrario, mantén tu propio ritmo al asegurarte de que descanses varias veces (por ejemplo: cada 20 minutos) mientras realizas una actividad que disfrutas.
Es posible que sientas un poco de dolor en los músculos o articulaciones después de ejercitar y un poco es normal, pero el dolor severo es una señal de que has ejercitado demasiado. Es importante exigir tu cuerpo, pero no quedes exhausto. Si tienes dolor severo, reduce la intensidad o la duración de los ejercicios y luego auméntala gradualmente. A esto se lo denomina ritmo. Es mejor que hagas todo a tu propio ritmo y que te esfuerces de la misma manera cada día en lugar de hacer demasiado en un solo día y nada al día siguiente.
Tu médico y tu fisioterapeuta pueden brindarte información e instrucción acerca de formas para permanecer activo durante un brote doloroso.